La gran fiesta del motor llegaba al Templo de la Velocidad. Monza, el circuito que hoy por hoy acumula más años en el Mundial de F1, uno de los trazados más legendarios situado en un verde parque en las cercanías de Milán. Hablar de Monza es hacerlo también de Ferrari, pero ya desde los días previos desde la Scudería lo venían advirtiendo, no eran favoritos. Y así se demostró en una desastrosa clasificación. Es cierto que Vettel finalmente logró minimizar los daños casi al máximo, pero no sabemos qué hubiera ocurrido si los dos coches de Red Bull no hubieran tenido la sanción que los retrasó en la parrilla, pues los toros de Milton Keynes lograron clasificarse segundo y tercero.
Mercedes se encargó de aclarar el rojo Ferrari festivo que se respiraba. No lo olvidemos, la Scudería celebra sus 70 años de vida y la victoria en Monza era el éxtasis que todos los Tifossi esperaban. Pero no fue así. En un circuito donde la carga aerodinámica no vale para casi nada y lo que cuenta es tener un motor potente, los de Stuttgart se llevaron la palma con un auténtico diablo de monoplaza y un Lewis Hamilton en estado de gracia, que ya es el piloto con más pole positions de la historia y que con una nueva victoria se pone líder del Mundial con tres puntos de ventaja sobre Sebastian Vettel, que sólo pudo ser tercero y que contrariamente al GP de Bélgica, no olió los escapes de los Mercedes tras la primera curva.
Es curioso, Ferrari, ese equipo cuyo fundador decía que la aerodinámica es para los que no saben hacer un motor, son este año la gran referencia en este sentido, pues han logrado ir bien en los circuitos más lentos y técnicos, como Mónaco, Hungría, o Bahrein. En teoría, todo lo que está por venir puede beneficiarles, pues la mayoría de los circuitos que quedan tienen una importante dosis aerodinámica, como es el caso de Singapur o Abu Dhabi. Veremos.
Me gustaría destacar la actuación de tres pilotos. Por un lado, Daniel Ricciardo: el australiano de Red Bull salió 14º y terminó 4º. Tiene un inmenso talento y una finura sin parangón. Manuel Franco, periodista del As, lo compara con Zidane. Estoy muy de acuerdo. Una pena que en su equipo estén más preocupados con un Max Verstappen que este año ni tiene suerte, ni se está gestionando como Dios manda. Una maniobra demasiado optimista con Felipe Massa le produjo un pinchazo y se vio obligado a remontar de nuevo. Bien harían en ciertos equipos en fijarse en Daniel, ¿o no me sentaría bien vestirse de rojo o de gris plata? Otro piloto que está demostrando su valía, que no se arruga ante nadie, y que merece la pena seguir su evolución: Esteban Ocon. En Monza sumó otra actuación brillante que certifica por qué está en el radar tanto de Mercedes como de Renault. Y bueno, tuvo la suerte de salir más arriba de lo que clasificó, pero el joven Lance Stroll tuvo otro momento de grandeza como el de Azerbaijan.
No fue el día de los españoles. Alonso añadió la novena retirada de la temporada, esta vez por problemas en la caja de cambio. A día de hoy, todo el mundo está más pendiente de su futuro, un culebrón que puede que termine en estos días, antes de Singapur, y que básicamente se centra en qué motor usará McLaren el año que viene, continuar con Honda o pasarse a Renault. Dependiendo de dicha situación, el asturiano decidirá. Y bueno, Carlos Sáinz no pudo hacer mucho con un Toro Rosso que es el monoplaza más lento de la parrilla. De hecho, su compañero, el ruso Kyvat, alertó a su equipo de McLaren estaba más fuerte que ellos… Sin comentarios. Realmente, el futuro de Carlos se ha ligado en cierta medida al de Fernando.
El gran problema al que se enfrenta la Fórmula 1 ahora mismo es a dónde van a recolocar a Honda como motorista. Ya Sauber anuló el preacuerdo que tenían. Todo parece indicar que la maniobra se dirige a que Toro Rosso y McLaren intercambien sus motores. La situación parece complicada, pues está claro que Toro Rosso, un equipo con una capacidad técnica y económica muy inferior a McLaren, no es el socio que Honda desea. Pero Alonso no está por la labor de seguir en un equipo con estos motores. Hay una negociación en ciernes a varias bandas y su final se antoja imposible de predecir. Honda quiere estar en la F1, pero no un equipo con Toro Rosso; McLaren quiere retener a Alonso a toda costa, pero éste no quiere el motor Honda; Renault podría motorizar a McLaren, pero debe quitarse uno de sus clientes, y Red Bull no va a ser. Menuda maraña. Aunque quien sabe, puede que una extraña carambola termine con Carlos Sáinz o bien en el equipo Renault oficial o incluso en McLaren, si Alonso decide marcharse.