Un reportaje de National Geographic sobre la ciudadela calcolítica del Bulevar, ha roto el silencio del alcalde de Jaén, que sorprendido se hace de nuevas.
Georgeos Montexano lo resume: ocultada a la comunidad científica universal, y en manos de promotores urbanísticos.
Cómo ha debido doler esta denuncia pública de un documental de James Cameron, que ha supuesto un Titanic para la castiza casta política y universitaria local.
Va para un año que el Ayuntamiento de Jaén mantiene en el congelador un expediente por urbanización de un yacimiento arqueológico en el Bulevar de Jaén. Un año de juicios y trámites judiciales del todo engorrosos en una ciudad donde sus juzgados están colapsados y sus titulares, salvo que haya sangre por sistema archivan cautelarmente.
Existe en Jaén una trama para sepultar yacimientos, y beneficiar a promotores. Un caso es el de la parcela H4 de la calle de Cataluña, canales interfosos. Cuando se inició la sepultura bajo 3202 metros de tierra arcillosa acababa de ser nombrado alcalde el señor Márquez, que ya era Concejal de Urbanismo cuando se diligenciaron las licencias para sepultar el yacimiento, y se última el PGOU de 2016.
Una operación de diseño elaborada en despachos del Ayuntamiento y Cultura de la Junta en Jaén. Una bien intencionada petición de sepultura de un yacimiento por unos terceros acaba por la ocultación de una parcela catalogada con protección integral al haber sido catalogada en 2003 como bien de interés cultural.
Ni la policía local, ni la nacional ni la guardia civil atendieron las denuncias de sepultura con 3202 metros cúbicos de arcillas. Ni repararon en qué material se vertía. Y mira que es fácil: pedir la guía de la carga a los camioneros que echaban las tierras sobre el yacimiento.
Policía Local y Seprona miraron a otro lado ante las denuncias. El Seprona por redirigir las denuncias a la Policía Local, y la Policía Local por enviarlas a Urbanismo para que duerman ahí en un frío cajón de Disciplina Urbanística.
El alcalde de Jaén ignora cuánto le obliga a atender peticiones de información y quejas por su inacción. Y olvida su obligación de designar un instructor, comunicarle la identidad al denunciante y dar un tiempo para resolver.
Espera el alcalde que el denunciante desista, lo aburre, lo ignora. Así podrán transcurrir ocho años, hasta que en una vía contenciosa se emita una sentencia y él sea secretario de Estado para las Administraciones Públicas, o simple turista en Egipto.
Sucede que cuando las propias administraciones intervienen en una injusta resolución se protegen, pues comparten turbios intereses.
En Jaén bajo los raíles del tranvía, la ciudad del agua, o la de la Justicia, o el mismo parque del Bulevar se oculta un misterio.
Ese misterio es un caso Malaya como la copa de un pino. Educadamente sepultado bajo toneladas de tierras arcillosas, residenciales y vías de tranvía.
La policía no actúa y la administración menos. El expediente es el 63/16 y no tiene nombrado instructor porque carecen de técnicos que lo instruya.
Aún así el Seprona se refiere al Ayuntamiento como autoridad competente. Y es que Cultura, Urbanismo, Policía Local y Seprona no son competentes por ser parte del entramado.
Actualmente el yacimiento cubierto de tierra está embargado y pendiente de ser sacado a subasta. El PGOU de Jaén de 2016 no contempla ese solar en su catálogo de Bienes culturales.
Qué casualidad. Autoridad que no abusa, por lo visto pierde prestigio.